martes, 24 de noviembre de 2009

El obispo de Segorbe-Castellón lamenta que "los cristianos somos objeto de incomprensión"

“Ser milagro en las manos de Dios”, carta de Mons. Jesús Sanz

mons-sanz-montes2
Queridos hermanos y amigos: paz y bien.
No pasa un día sin que nos enteremos de dificultades concretas que ensombrecen la alegría de gentes sencillas que, de pronto, no pueden llevar la vida adelante por problemas de toda índole. Las noticias de cada día nos traen los avatares de nuestro mundo, con las situaciones que nos llenan de esperanza y alegría y también con las que nos arrugan y entristecen. En ese vaivén vive la comunidad cristiana, participando de los gozos y de las penurias de nuestra generación.
Por este motivo, la Iglesia quiere vivir muy cercana a todos los hombres y mujeres y ser sembradora de esperanza. El anuncio del Evangelio, la atención espiritual y humana que realiza, manifiestan y hacen creíble el infinito amor de Jesucristo a los hombres. En ella encontramos el sentido de la vida permitiéndonos descubrir el Evangelio como Buena Noticia para todos los hombres. Es la Iglesia la que nos acompaña en todos los momentos de nuestra existencia, sean alegres o tristes, porque es nuestra Madre, porque en su seno hemos nacido a la fe.
Cuando nos encontramos inmersos con tantos hermanos en estos momentos de profunda crisis económica, el acompañamiento y la ayuda de la Iglesia son de gran esperanza para una sociedad dolorida. Los católicos tenemos que ser personas dispuestas a escuchar, a acompañar y a ayudar como expresión de nuestro compromiso creyente.
Este domingo celebramos el día de la Iglesia Diocesana. Nosotros como cristianos, pertenecemos a una diócesis, porción del pueblo de Dios, presidida por el Obispo como sucesor de los Apóstoles; pertenecemos a una parroquia, presidida por un sacerdote como colaborador del Obispo, en la que vivimos la fe y somos testigos de ella. En la Diócesis y en la parroquia se despliegan todas las vocaciones: la de los pastores, la de los consagrados y la de los laicos. Tanto en la diócesis como en la parroquia experimentamos y celebramos el amor de Dios que hemos de transmitir a todos los hombres.
Sería ahora muy prolijo relatar las colas de personas que acuden a nosotros a diario pidiendo no sólo una ayuda para creer y una razón para esperar, sino también gentes que vienen y acuden a la Iglesia buscando ayuda material: la vivienda, el vestido, la educación, la misma comida, son necesidades primarias a las que no todos pueden dar salida en estos momentos complicados. Por este motivo, para que en la Iglesia puedan encontrar tantas personas una respuesta adecuada, es necesario que disponga de los medios necesarios. La colaboración de los católicos y de los que valoran su labor es indispensable. En estas circunstancias es, más que nunca, expresión de vuestro compromiso eclesial. Todos tenemos que participar en la Iglesia y colaborar económicamente en su sostenimiento. Todos somos necesarios.
En este día de la Iglesia Diocesana es bueno recordar que Jesús seguirá haciendo milagros, pero como hace veinte siglos y hoy, quiere tener en cuenta los pocos panes y peces que le podemos ofrecer. Aquél famoso “dadles vosotros de comer”, con el que el Señor respondió a sus discípulos que querían despachar a una multitud hambrienta, dio pie para que se produjese aquel célebre milagro de la multiplicación. Los panes y los peces tuvieron que ponerlos los discípulos. Él pondrá todo lo demás para llegar a saciar a una multitud necesitada. ¡Qué hermoso y qué humilde este modo de hacer las cosas de Dios! Que Él bendiga vuestra ofrenda creyente, vuestra solidaridad cristiana, con la que la Iglesia quiere ser los brazos tiernos del buen Dios. Así construimos entre todos la Iglesia del Señor, sirviéndola como ella quiere ser servida, siendo en ella servidores de los siervos de Dios.
El Señor os bendiga y os guarde.

+ Jesús Sanz Montes, ofm
Obispo de Huesca y de Jaca

No hay comentarios: