martes, 27 de octubre de 2009

san pascual torrehermosa

catedral de soria
capitel
catedral de soria
san santurio
llegada del autobús a vila-real antes de partir


son ya 24 años los que llevamos convocando esta vigilia extraordinaria en Torrehermosa, y desde aquí deciros que si Dios quiere el año que viene será el inicio de la preparación del 125 aniversario de La ANE de VILA_REAl y el 25 ANIVERSARIO DE LA VIGILIA EXTRAORDINARIA DE TORRHERMOSA.
Aunque el viaje es pesado y largo, ya que son mas de 400 km los que nos separan de este lugar, la alegria de volver de nuevo hace más llevadero el viaje.
Este año hemos tenido como parada Soria, lugar donde fuimos recibidos por la Anfe de Soria y la Ane, quienes nos llevaron de visita por la ciudad, comiendo al lado del Santuario de San Saturio, el cual pueden ver en la foto.
Además tenía preparada otra visita las Edades del hombre, magnífica exposición de arte religioso de las tierras de Castilla.
Después de comer y realizar esta visita partimos rumbo a Torrehermosa, luga
r donde nos esperaban las gentes del lugar. Se realizó la misa, la vigilia y aún nos aguardaba otra sorpresa, este año han arreglado la plaza del pueblo, la plaza Villarreal y en el centro la imagen de nuestro venerable y adorado santo patrono San Pascual.
El trato de estas gentes al igual que los de Soria fue exquisito, y desde aqui deciros que ojalá pudieseis ir, es un viaje maravilloso, y gratificador, amén de reconfortante.



Luis de Trelles

Comienza el curso, pródigo en libros nuevos e interesantes. A la reciente presentación de la excelente obra del profesor Agís: Camiñantes. Un itinerario filosófico, sigue ahora: Luis de Trelles. Un laico testigo de la fe, del profesor Puy Muñoz, D. Luis de Trelles y Noguerol, figura recia, singular y polifacética del convulso, y siempre interesante, siglo XIX español; nació en Vivero el 20 de agosto de 1819.

Abogado, diputado, periodista, y fundador de iniciativas religiosas de primer orden, su vida fue un constante esfuerzo en pro de la justicia, de la libertad, de la paz y de los más desfavorecidos. Hizo los primeros estudios en el Colegio de la Natividad de Viveiro y el bachillerato en el Seminario de Mondoñedo.De 1833 a 1838 cursa Derecho en nuestra Universidad, dónde destacó por su brillantez intelectual y coincidió con otros alumnos que más tarde destacarían en la vida pública gallega y española: Carracido, Neira de Mosquera, Cociña, Faraldo, etc.

A partir de Julio de 1840, ejerce como abogado en Viveiro y, desde 1842, en La Coruña, destacando desde el primer momento por su inteligencia y profundo conocimiento del Derecho. Fue también Abogado de los pobres, sin retribución alguna. Formó parte de la Junta de Gobierno del Colegio de Abogados, fue Secretario de dicho Colegio y Vocal de la Comisión redactora del Reglamento de Régimen interior de dicho Colegio.

Asimismo, desempeñó importantes cargos en la Jurisdicción militar, así como en la Asesoría y Fiscalía de Rentas de la Coruña. Fundó la Revista Periódica, Jurídica y Administrativa de Galicia, en la que escribía asiduamente, a la vez que lo hacía en otros medios de la región, sobre temas sociales, económicos, políticos y jurídicos. En 1852 se traslada a Madrid, y se implica activamente en política. Es elegido Diputado por Viveiro, en 1853. Posteriormente, renuncia a su escaño en desacuerdo con la política del Gobierno. Desarrolla una gran actividad política, periodística y Jurídica: Junto con sus amigos Vicente Cociña, y Tiburcio Faraldo, fundan el diario El Oriente, de carácter regeneracionista, con el ideario de combatir por la justicia, la legalidad y la libertad. Durante un viaje a París, en 1862, conoce la Adoración Nocturna, que le deja hondamente impresionado. En 1863 se casa y tiene tres hijos, dos de los cuales fallecen precozmente.

Causa de canonización

En 1871 es elegido nuevamente diputado y durante la III Guerra Carlista es nombrado Comisario General para el Canje de prisioneros (1873-76), realizando una profunda labor, consiguiendo librar de la muerte o del cautiverio a más de 20.000 prisioneros. Con ello se adelantó al Derecho Humanitario Internacional en más de 50 años. Es, sin duda, junto a su coetánea Concepción Arenal y Ponte, ambos gallegos, el gran jurista del Derecho Humanitario de nuestro siglo XIX. Se le concede la Gran Cruz de la Real Orden de Carlos III, por sus relevantes servicios al Estado. Los últimos años de su vida, continúa al frente de la Adoración nocturna española, que fundó en 1877, y otras actividades como las Conferencias de S. Vicente de Paul, que había fundado en Viveiro en 1858. En todo, trabajó sin descanso hasta su muerte en 1891. Está en marcha su Causa de Canonización.






http://www.elcorreogallego.es/santiago/ecg/luis-trelles/idEdicion-2009-10-25/idNoticia-480592/

domingo, 25 de octubre de 2009

El obispo de Segorbe-Castellón asegura que "la Iglesia mira a la familia con esperanza y preocupación"

El tema tratado es el décimo Centro de Orientación Familiar Domus Familiae, que cumple diez años, durante los cuales ha atendido más de 3.000 familias, ayudándolas a superar momentos de crisis conyugal o en la educación de los hijos. Este servicio es gratuito y atiende a todo el que lo solicita sin distinción.


Al servicio de la familia Queridos diocesanos

Celebramos con gozo el 10º Aniversario del Centro de Orientación Familiar. Este servicio diocesano ha ofrecido en estos años de existencia ayuda y orientación a un gran número de novios, matrimonios y familias. El COF está integrado en la pastoral matrimonial y familiar de nuestra Iglesia Diocesana, que además de la atención de las parroquias a novios, matrimonios y familias, cuenta con grupos y movimientos familiaristas y con la Delegación Diocesana de Pastoral familiar. En diversas zonas y parroquias se imparten cursillos prematrimoniales a los novios, sin olvidar la atención a familias en necesidad por parte de Cáritas y otras instituciones eclesiales. Y, no obstante, en conversaciones privadas o en encuentros pastorales, la pastoral familiar es una de las cuestiones que encuentra mayor sensibilidad y preocupación.

Los sondeos sociológicos sitúan a la familia como una de las instituciones mejor valoradas. La familia actual muestra aspectos positivos, como una conciencia más viva de la libertad personal y una mayor atención a la calidad de las relaciones interpersonales en el matrimonio, a la promoción de la dignidad de la mujer, a la procreación responsable y a la educación de los hijos. Pero la acechan nuevos y graves problemas, como una equivocada concepción de la independencia de los cónyuges entre sí; las graves ambigüedades en la relación de autoridad entre padres e hijos; las dificultades concretas de la familia en la transmisión de los valores; el número cada vez mayor de divorcios, la plaga del aborto o la instauración mentalidad anticonceptiva.

La Iglesia mira a la familia, con esperanza y con preocupación, porque se trata de un bien muy importante para toda la humanidad, que se encuentra amenazado. Y es que la familia es la célula fundamental de la sociedad, cuna de la vida y del amor en la que el hombre nace y crece. El clima familiar es básico en el desarrollo de la personalidad y los hábitos de conducta; en ella la persona aprende a ser persona, y se enraízan los criterios y valores que orientan la vida futura.

La familia es una caja de resonancia de cuanto ocurre en la sociedad y se siente contaminada por una visión materialista, hedonista y secularizada de la vida. Se puede decir que la familia va dejando de ser, en general, religiosa y escuela de fe; y lo que se transmite en muchas no es la fe cristiana, sino indiferencia y silencio religioso. Es verdad que hay familias, que mantienen viva su identidad cristiana y se preocupan por la educación de la fe de sus hijos. Pero hay otras en que lo religioso está ausente del hogar, aunque se siga pidiendo el bautizo del hijo, se solicite la primera comunión, la catequesis o la clase de religión.

Los desafíos pastorales son muchos. Pero el Señor nos empuja a acompañar y servir a la familia, “iglesia doméstica”, y a todos aquellos que descubren su vocación al matrimonio y la familia. Los padres, hoy más que nunca, tienen que velar porque la familia sea la primera escuela de actitudes y valores para los hijos, llamados ser miembros activos de la Iglesia y ciudadanos solidarios de la sociedad. El crecimiento de la identidad cristiana de las familias será un fermento inestimable en la Iglesia y en la sociedad, y una respuesta a la iniciación cristiana y la transmisión de la fe. Con mi afecto y bendición, Casimiro López LlorenteObispo de Segorbe-Castellón



http://www.cope.es/23-10-09,carta-dominical,55455--3--audios




http://www.cope.es/castellon/25-10-09--obispo-segorbe-castellon-asegura-que-iglesia-mira-familia-esperanza-preocupacion-98540-2

hoja parroquial de la diócesis de segorbe-castellón

http://issuu.com/hojaparroquial/docs/2486-hp_18oct

hoja parroquial de la diócesis de segorbe-castellón

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jueves, 22 de octubre de 2009

Papa pide que la fe no se convierta en ejercicio intelectual

El Papa dedica la audiencia general a San Bernardo

Benedicto XVI recuerda que la Teología, sin una auténtica fe, se transforma en un vano ejercicio intelectual

“La fe es ante todo encuentro personal e íntimo con Jesús, experiencia de su cercanía, de su amistad y de su amor: sólo así se aprende a amarlo y a conocerlo cada vez más: augurémonos que esto nos pueda suceder a cada uno de nosotros”. Son palabras de Benedicto XVI en la Audiencia General, recordando la figura de san Bernardo, uno de los mayores autores del pensamiento teológico medieval. El Santo Padre ha presidido la Audiencia de esta mañana en la plaza de San Pedro donde han seguido su catequesis más de 40 mil fieles y peregrinos llegados de todo el mundo, según ha informado Radio Vaticano.
Según el Papa, que ha pasado la mayor parte de su vida estudiando y enseñando teología, “las grandes reflexiones teológicas sobre los misterios divinos” pueden convertirse “en un vano ejercicio intelectual” sino vienen alimentadas con “una íntima relación con el Señor”. El abad de Claraval, ha subrayado en este sentido el Pontífice, amaba repetir a los teólogos y a los monjes de su tiempo que “uno es sólo el nombre que cuenta: el de Jesús el Nazareno”.

“Árido es hoy el alimento del alma si no es aliñado con este aceite, sino es sazonado con esta sal. Lo que escribo no tiene sabor, si no leo a Jesús”. Sobre estas palabras de san Bernardo y sobre la figura de uno de los más grandes doctores de la Iglesia, que vivió en la primera mitad del siglo XI, el Pontífice ha recordado su compromiso espiritual y civil que lo llevó entre otras cosas a defender a los judíos.

El Papa ha señalado la lenta vocación religiosa del santo, que no le impidió, sin embargo, poder intervenir en la vida monástica y ocuparse de las graves cuestiones de la Iglesia y de la Santa Sede, sin perder nunca de vista la centralidad de la oración y la contemplación. San Bernardo recordó a los monjes la necesidad de una vida sobria y mesurada en la mesa, en los indumentos y en los edificios monásticos, recomendándoles el cuidado de los pobres.

Este ha sido el resumen que de su catequesis ha hecho el Santo Padre en español para los peregrinos de nuestra lengua, presentes en la plaza de san Pedro, que han participado en la audiencia:

Queridos hermanos y hermanas:

San Bernardo, conocido como el último de los Padres de la Iglesia por la capacidad que tuvo de recoger la herencia de la sabiduría patrística, nació en mil noventa en Fontaines, Francia. A los veinte años ingresó en la comunidad monástica de Citeaux, y fue enviado después a fundar un monasterio en Claraval, de donde fue abad. Desde allí mantuvo una copiosa correspondencia con personas de todo tipo, componiendo también gran cantidad de sermones, sentencias y tratados. A partir de mil ciento treinta, se ocupó asimismo de cuestiones que afectaban a la Santa Sede y a la Iglesia universal. Con sus escritos combatió la herejía de los cátaros, a la vez que defendió a los judíos. San Bernardo, cuya doctrina destaca por la centralidad concedida a Jesucristo y a la Virgen María, recuerda que sin una fe profunda en Dios, alimentada por la oración, la contemplación y la unión íntima con el Señor, la reflexión sobre los misterios divinos corre el riesgo de quedarse en un ejercicio intelectual vano y poco convincente.

Saludo a los peregrinos de lengua española, en particular a las Hermanas de la Caridad del Cardenal Sancha, acompañadas por el Señor Cardenal Antonio Cañizares Llovera, presentes en Roma para dar gracias a Dios por la reciente beatificación de su Fundador, el Cardenal Ciriaco María Sancha y Hervás, Arzobispo de Toledo y Primado de España; a los fieles de la Diócesis de Netzahualcóyotl, con su Obispo, Monseñor Carlos Garfias Merlos, así como a los demás grupos procedentes de España, México y otros países latinoamericanos. Que las enseñanzas de San Bernardo de Claraval nos ayuden a encontrarnos personalmente con Jesús, experimentando su cercanía, cultivando su amistad e imitándolo cada día más. Muchas gracias.

Saludando en polaco, Benedicto XVI ha recordado a los fieles de esta lengua, presentes en la audiencia, que está finalizando el Sínodo para África. Como sabéis, les ha dicho el Papa, la Iglesia en este continente, a pesar de tantas dificultades, crece continuamente. Además de propagar y profundizar la fe en Cristo, ayuda a los pueblos que todavía sufren a causa de la pobreza, por los conflictos y por la falta de acceso a la instrucción y a la sanidad. ¡Qué no les falte nuestra ayuda espiritual y material! ¡Qué Dios les bendiga!

Antes de finalizar, como siempre, el Santo Padre se ha dirigido a los jóvenes a los enfermos y a los recién casados. Queridos amigos, el mes de octubre nos invita a renovar nuestra activa cooperación en la misión de la Iglesia. Con las energías propias de la juventud, con la fuerza de la oración y del sacrificio y con la potencialidad de la vida conyugal, sabed ser misioneros del Evangelio, ofreciendo vuestra ayuda concreta a cuantos se esfuerzan dedicando su total existencia a la evangelización de los pueblos.

Al finalizar laAudiencia, el cardenal Antonio Cañizares, prefecto de la Congregación del Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, ha entregado al Santo Padre una copia del Compendium Eucharisticum, publicado el 19 de octubre por la Editorial Vaticana. Se trata de un volumen que recoge los textos del catecismo de la Iglesia Católica, plegarias, explicaciones de las Oraciones Eucarísticas del Misal y todo lo que puede ser útil para la correcta comprensión, celebración y adoración del sacramento de la Eucaristía.

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miércoles, 21 de octubre de 2009

“La Palabra, luz para los pueblos”, carta de Mons. Francisco Pérez para el Domund 2009

“La Palabra, luz para los pueblos”, carta de Mons. Francisco Pérez para el Domund 2009
Por SIC el 18 de Octubre de 2009



Arzobispo de Pamplona-Tudela

18 de Octubre 2009

La Palabra de Dios siempre ha sido y será luz para toda la humanidad. Sólo Jesucristo puede iluminar y alumbrar en medio de las tinieblas que ha oscurecido el pecado, del ser humano, en medio de la noche. Pero no hemos de temer la luz vencerá a las tinieblas. En la historia de la humanidad aquellos que han sabido acoger con ilusión y entrega la Palabra de Dios se han convertido en pequeñas estelas de luz que nunca se apagará. Pensemos en la Virgen María y en la multitud de santos que han jalonado la historia. Todos han mostrado el rostro de la auténtica vida en aquel que es la Vida. En mí tiempo de seminarista recuerdo que la Palabra de Dios me fascinaba de modo especial y tanto en los momentos litúrgicos, la Eucaristía como centro y cumbre, como en los momentos de oración personal resonaba en mi interior una Voz que nada ni nadie ha podido silenciar. Me encontraba y ahora me encuentro tan aliviado y tan fortalecido que siempre he dicho y diré con orgullo que sólo en la Palabra hallo mi descanso. La fuerza que da la Palabra de Dios es tan intensa que se vencen todas las tentaciones si nos ponemos como el leño al calor y fuego de la lumbre.

1.- La Palabra de Dios es comparable al Cuerpo de Jesucristo y así lo refieren los PP. de la Iglesia: “mi refugio es el evangelio, que es para mí como la carne de Cristo” (San Ignacio de Antioquia, Ad Philadephensis, 5). Escuchándola y asimilándola para vivir produce frutos abundantes. No es una palabra hueca y sin contenido como suelen ser las palabra nuestras. Es un auténtico encuentro con Jesucristo que nos habla, comprende, alienta y fortalece. Es tan importante en la experiencia humana que cuando los no creyentes escuchan de nuestra boca los dichos de Dios admiran su belleza y su grandeza; pero si luego se dan cuenta cómo nuestras obras no corresponden a nuestras palabras, entonces se escandalizan.

Para respirar el aroma de Jesucristo, la Palabra debe ser para nuestra vida como el oxígeno para los pulmones. Ella hace posible que la muerte no sea la victoria sino la vida: “Yo os aseguro el que acepta mi palabra, no morirá nunca” (Jn 8, 51). Tengo muy presente lo que me sucedió cuando aún era un sacerdote recién estrenado y fue siguiendo la experiencia de un joven que estaba muy enfermo de cáncer: toda su cara, su rostro, era un cúmulo de bultos y de horrible aspecto. La enfermedad hacía que su aspecto de desfigurara y su forma era todo lo contrario a un ser humano. Le asistí espiritualmente durante más de dos meses. Poco a poco fue adentrándose en la vida de oración; recibió los sacramentos junto con toda su familia y al final murió. Nunca había visto un rostro tan feo y horrible pero sus ojos eran los más hermosos y bellos. La luz de la gracia de Dios era más luminosa que la oscura fealdad corporal. El día que le dimos sepultura inmediatamente me fui a rezar ante el Sagrario en un templo y allí le dije al Señor: “sólo por estos dos meses me hubiera hecho sacerdote.” En mi interior resonaba la Palabra de Dios: “a quienes les perdonéis los pecados, Dios se los perdonará” (Jn 20,23). La fuerza de la Palabra de Dios me ha sostenido siempre y sólo en ella he encontrado sentido no sólo en mi vida sino mucho más en mi sacerdocio. Soy eco de esta Palabra a la que nunca deseo abandonar.

2.- Los frutos que produce la Palabra son abundantes. Ante todo nos da una forma de vida especial. Donde se vive la Palabra con autenticidad se encuentran personas con una viveza especial: sensibles a todo lo que se refiere a Dios, resueltas ante los problemas, dispuestas a servir sin poner condiciones, abiertas a la acogida y sus rostros expresan la alegría de quien está enamorado. Son los efectos que deja siempre la Palabra que hace discípulos: “Si os mantenéis fieles a mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; así conoceréis la verdad y la verdad os hará libres” (Jn 8 31-32). Recuerdo a aquella joven que un día decidió entregarse al Señor y se fue a un Monasterio de vida contemplativa. La familia, las amistades y personas que la rodeaban quedaron mudas y sin saber qué decirla; más bien los consejos iban dirigidos para que desistiera y se quedara con su familia. Ella, a pesar de todo, se decidió y entró como aspirante a la vida monástica. Se sintió libre para seguir en la vocación que sentía en su interior. La felicidad invadió su vida y después, cuando iban a visitarla, todos quedaban impresionados de la alegría que embargaba su alma.

Quien se adhiere a la Palabra provoca la unidad. Se conoce la experiencia de San Cipriano que, en el tratado sobre la “Unidad” que se ocupa de la unidad de la Iglesia y de modo especial en la ciudad de Cartago, hace constantes llamadas a vivir la Palabra del evangelio pues es la única que como roca fuerte sostiene la vida de la Iglesia. No hay verdadera experiencia cristiana si no se da la comunión que es la condición previa para la auténtica evangelización: “Yo en ellos y tú en mí, para que lleguen a la unión perfecta, y el mundo pueda reconocer así que tú me has enviado” (Jn 17, 23).

Quien se fía de la Palabra hace posible que en su vida habite Dios: “El que me ama, se mantendrá fiel a mis palabras. Mi Padre los amará, y mi Padre y yo vendremos a él y viviremos en él” (Jn 14, 23). La misión nace de una experiencia y de un encuentro con Jesucristo y siempre requiere antes que anunciar el evangelio estar muy seguros de poder entablar una relación de amistad profunda con el que se va a anunciar: Jesucristo. El anuncio tiene como base el encuentro y si este se da ni siquiera se requiere hablar porque el testimonio es ya anuncio. Lo que me motivó en mi juventud a entregarme al Señor no fueron las predicaciones que oí sino la experiencia y testimonio del sacerdote de mi pueblo y de las gentes sencillas que conocí. Pero la lectura de la historia de los Santos me llenaban el corazón y ellos me invitaban a seguir con alegría e ilusión el evangelio de Cristo. La misión es dejarse guiar por la Luz de la Palabra y ella hará auténticos milagros.

lunes, 19 de octubre de 2009

“En el Día del Domund”, carta de Mons. Casimiro López

Octubre es el mes misionero por excelencia. Este domingo, 18 de octubre, celebramos con toda la Iglesia católica la Jornada Misionera Mundial, el día del Domund. Cada año, este día constituye una ocasión privilegiada para que todos los integrantes del Pueblo de Dios tomemos conciencia de la permanente validez del mandato misionero de Jesús de hacer “discípulos a todos los pueblos” (Mt 28, 19). Un mandato y un envío que valen para todos, porque “la misión atañe a todos los cristianos, a todas las Diócesis y parroquias, a las instituciones y asociaciones eclesiales” (Juan Pablo II, Encíclica Redemptoris Missio, n. 2).

El encuentro con Jesucristo, la contemplación de su rostro y la acogida de su Evangelio impulsan a todo cristiano a confesar y testimoniar su fe en Cristo, único Salvador del hombre. Quien ha encontrado a Jesucristo, Camino, Verdad y Vida, no puede retenerlo para sí solo; está impulsado y llamado a anunciarlo por la palabra y por el testimonio de vida. Como antaño a Pedro, Cristo Jesús nos dice hoy de nuevo: “Rema mar adentro” (Lc 5,4); como entonces a los Apóstoles, el Señor nos dice hoy: “Id por todo el mundo y anunciad el Evangelio” (Mc 16,15). También en tiempos de especial dificultad para la misión hemos de acoger con renovada confianza estas palabras de Jesús y ponernos con nuevo ardor y esperanza al servicio de la Evangelización.

El lema de este año reza: “La Palabra, luz para los Pueblos”. La Palabra es Jesucristo mismo y su Evangelio. Cristo es la luz de las naciones, que a todos los hombres está destinado y a todos debe ser ofrecido. Objetivo de la misión es iluminar con la luz del Evangelio a todos los pueblos en su recorrido histórico hacia Dios, para que en Él tengan su realización plena. Porque Dios quiere que todos se salven y llegue al conocimiento de la verdad. La llamada a la misión es válida para todas partes, pero recobra especial urgencia ante esa parte de la humanidad que aún no conoce a Jesucristo, la Luz del mundo.

Por ello, esta Jornada debe servir para renovar y potenciar nuestro recuerdo agradecido, nuestra oración sincera y nuestro compromiso solidario con tantos misioneros y misioneras, que, siguiendo la llamada del Señor, lo han dejado todo y entregan toda su existencia para que la Buena Nueva resuene en todos los continentes. Son muchas y, en algunos casos extremas las carencias y necesidades materiales de los misioneros en el cumplimiento de su tarea evangelizadora y promotora del desarrollo completo de las personas, en especial de los más pobres. No podemos dudar que la colecta de esta Jornada va destinada totalmente a las misiones y así a los más desfavorecidos de la tierra. Incluso en tiempos de crisis económica, su situación de pobreza, de injusticia y de marginación nos sigue interpelando y nos llama a un mayor esfuerzo en nuestra colaboración generosa en la colecta de este día. No busquemos justificaciones fáciles para inhibirnos. Redoblemos, pues, nuestro compromiso con la misión y las misiones. El Señor nos llama a anunciar y testimoniar el Evangelio; Él nos llama a compartir nuestros bienes y a hacerlo de modo especial con los más pobres y desfavorecidos.

Con mi afecto y bendición,

+ Casimiro López Llorente
Obispo de Segorbe-Castellón


http://www.cope.es/castellon/18-10-09--obispo-segorbe-castellon-pide-redoblar-compromiso-misiones-59543-2

miércoles, 14 de octubre de 2009

Carta con motivo del Año Sacerdotal 2009-2010

Queridos sacerdotes:
El Año sacerdotal, promulgado por nuestro amado Papa Benedicto XVI, para celebrar el 150° aniversario de la muerte de San Juan María Bautista Vianney, el santo cura de Ars, está a punto de comenzar. Lo abrirá el Santo Padre el próximo 19 de junio, fiesta del Sagrado Corazón de Jesús y Jornada mundial de oración por la santificación de los sacerdotes. El anuncio de este Año especial ha tenido una repercusión mundial positiva, en especial entre los mismos sacerdotes. Todos queremos empeñarnos, con determinación, profundidad y fervor, a fin de que sea un año ampliamente celebrado en todo el mundo, en las diócesis, en las parroquias y en las comunidades locales y con la calurosa participación de nuestro pueblo católico, que sin duda ama a sus sacerdotes y los quiere ver felices, santos y llenos de alegría en su diario quehacer apostólico.
Deberá ser un año positivo y propositivo en el que la Iglesia quiere decir, sobre todo a los sacerdotes, pero también a todos los cristianos, a la sociedad mundial, mediante los medios globales de comunicación, que está orgullosa de sus sacerdotes, que los ama y los venera, que los admira y reconoce con gratitud su trabajo pastoral y su testimonio de vida. Verdaderamente los sacerdotes son importantes no sólo por cuanto hacen sino, sobre todo, por lo que son. Al mismo tiempo, es verdad que algunos se han visto implicados en graves problemas y situaciones delictivas. Obviamente, es necesario continuar la investigación, juzgarles debidamente e infligirles la pena merecida. Sin embargo, estos casos son un porcentaje muy pequeño en comparación con el número total del clero. La inmensa mayoría de los sacerdotes son personas dignísimas, dedicadas al ministerio, hombres de oración y de caridad pastoral, que dedican toda su vida a realizar su vocación y misión y, en muchas ocasiones, con grandes sacrificios personales, pero siempre con un amor auténtico a Jesucristo, a la Iglesia y al pueblo, solidarios con los pobres y con quienes sufren. Por eso la Iglesia se muestra orgullosa de sus sacerdotes esparcidos por el mundo.
Este año debe ser una ocasión para un período de intensa profundización de la identidad sacerdotal, de la teología sobre el sacerdocio católico y del sentido extraordinario de la vocación y de la misión de los sacerdotes en la Iglesia y en la sociedad. Para todo eso será necesario organizar encuentros de estudio, jornadas de reflexión, ejercicios espirituales específicos, conferencias y semanas teológicas en nuestras facultades eclesiásticas, además de estudios científicos y sus respectivas publicaciones.
El Santo Padre, en su discurso de promulgación durante la asamblea plenaria de la Congregación para el clero, el 16 de marzo pasado, dijo que con este año especial se quiere "favorecer esta tensión de los sacerdotes hacia la perfección espiritual de la cual depende, sobre todo, la eficacia del ministerio". Especialmente por eso, debe ser un año de oración de los sacerdotes, con los sacerdotes y por los sacerdotes; un año de renovación de la espiritualidad del presbiterio y de cada uno de los presbíteros. En ese contexto, la Eucaristía se presenta como el centro de la espiritualidad sacerdotal. La adoración eucarística por la santificación de los sacerdotes y la maternidad espiritual de las religiosas, de las mujeres consagradas y de las mujeres laicas hacia cada uno de los presbíteros, como la Congregación para el clero ha propuesto ya desde hace algún tiempo, podría desarrollarse con mejores frutos de santificación.
En este año se han de examinar las condiciones concretas y el sustento material en el que viven nuestros sacerdotes, en algunos casos obligados a subsistir en situaciones de dura pobreza.
Al mismo tiempo, ha de ser un año de celebraciones religiosas y públicas que conduzcan al pueblo, a las comunidades católicas locales, a orar, a meditar, a festejar y a brindar el debido homenaje a sus sacerdotes. La fiesta de la comunidad eclesial es una expresión muy cordial, que expresa y alimenta la alegría cristiana, que brota de la certeza de que Dios nos ama y que hace fiesta con nosotros. Será una oportunidad para acentuar la comunión y la amistad de los sacerdotes con las comunidades a su cargo.
Otros muchos aspectos e iniciativas podrían enumerarse con el fin de enriquecer el Año sacerdotal. Al respecto, deberá intervenir la justa creatividad de las Iglesias locales. Por eso, en cada Conferencia episcopal, en cada diócesis, en cada parroquia, o en cada comunidad local se ha de establecer lo más pronto posible un verdadero programa para este año especial. Obviamente será muy importante comenzar este año con una celebración significativa. En el mismo día de apertura del Año sacerdotal, el 19 de junio, con el Santo Padre en Roma, se invita a las Iglesias locales a participar, del modo más conveniente, en dicha inauguración con un acto litúrgico específico y festivo. Serán bien recibidos todos aquellos que, con ocasión de la apertura, puedan estar presentes, con el fin de manifestar su participación en esta feliz iniciativa del Papa. Sin duda Dios bendecirá este esfuerzo con gran amor. Y la Virgen María, Reina del clero, intercederá por todos vosotros, queridos sacerdotes.
Cardenal Cláudio Hummes, o.f.m.
Arzobispo emérito de São Paulo
Prefecto de la Congregación para el clero

El obispo de Segorbe-Castellón y presidente de la Comisión Episcopal de Enseñanza se muestra a favor del pacto social sobre educación Carta de Mons. C

Desde el Gobierno se ha anunciado la voluntad de llegar a un pacto educativo. Es una buena noticia. Un pacto educativo es necesario y posible, aunque no fácil. La Iglesia católica ha pedido reiteradamente y quiere que se alcance un gran pacto social sobre la educación. En él, junto con las autoridades del Estado, los partidos políticos y las comunidades autónomas, han de hallarse presentes todos los sectores sociales implicados: los padres de alumnos, los profesores, los titulares de instituciones educativas y la misma Iglesia. Debe ser un gran pacto social sobre la educación. Lo reclama la educación de niños y jóvenes, tan esencial para el bien de las personas y para el bien común. Por el bien de los educandos y de la sociedad, el sistema educativo ha de quedar al margen de los avatares políticos y de las distintas ideologías.

Es necesario recordar que la Constitución, refrendada por el pueblo español, contiene ya un pacto educativo, que no puede soslayarse. En especial, su art. 27 y la jurisprudencia al respecto ofrecen los principios básicos del deseado pacto social, algunos de los cuales es preciso recordar.

La educación es uno de los derechos fundamentales de toda persona y tiene como objetivo primordial facilitar al educando el “pleno desarrollo de su personalidad”; la educación habrá de tener en cuenta todas las dimensiones de la persona y todas las potencialidades del educando de modo que crezca como persona y como miembro de la sociedad. Mediante la educación se han de desarrollar y consolidar conocimientos, valores, virtudes morales y hábitos intelectuales y de trabajo.

Inseparable del derecho a la educación está el derecho de los padres a educar a sus hijos; ellos -y no el Estado- son los titulares de la educación de sus hijos. Los padres son los primeros y principales responsables de la educación de sus hijos, a lo que tienen un derecho primario e inalienable, que el Estado ha de respetar, reconocer y hacer efectivo. Porque los padres no tienen todos los medios necesarios para educar a sus hijos, necesitan de la ayuda tanto del Estado como de la sociedad civil y de la propia Iglesia. La escuela ha de entenderse como esa ayuda indispensable y subsidiaria a los padres para que puedan llevar adelante su responsabilidad educativa.

Los padres han de gozar de verdadera libertad para educar a sus hijos según sus propias convicciones morales y religiosas. Han de poder, por tanto, elegir libremente la educación y el colegio que quieren para sus hijos. Para ello, el Estado ha de garantizar el derecho a la educación mediante la creación de escuelas propias, que como él han de ser ideológicamente neutrales; pero también y en virtud del derecho a la libertad de enseñanza, ha de garantizar que personas físicas e instituciones sociales y de la Iglesia pueden crear centros con ideario propio. Estos centros pueden reclamar ser financiados con fondos públicos, que son fondos de todos. Los poderes públicos deben velar para que los dichos públicos se distribuyan de tal modo que los padres puedan elegir la escuela que quieran para sus hijos. La libertad de enseñanza pide la existencia de la escuela pública y de la privada, el respecto de la identidad de los centros y la garantía efectiva del derecho de los padres a elegir el tipo de educación para sus hijos.

Fuente: agenciasic.es

hoja parroquial de la diócesis de segorbe-castellón

http://issuu.com/hojaparroquial/docs/hp_27sept-2483

http://issuu.com/hojaparroquial/docs/2484-hp_4oct



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martes, 13 de octubre de 2009

Queridos diocesanos, queridos adoradores: Nos disponemos a inaugurar la Adoración Eucarística Perpetua en la Parroquia San Bartolomé y San Jaime de N

Queridos diocesanos, queridos adoradores:

Nos disponemos a inaugurar la Adoración Eucarística Perpetua en la Parroquia San Bartolomé y San Jaime de Nules, el día 24 de septiembre, Fiesta de Nuestra Señora de la Merced. Damos gracias a Dios por este gran don a nuestra Diócesis. Por mi parte, agradezco de corazón a todos los adoradores vuestra generosidad al ofrecer una hora semanal para la adoración eucarística. A partir de ahora, la Capilla de la Adoracion de la iglesia parroquial de Nules quedará abierta día y noche y todos los días del año, haga frió o calor, para la adoración continuada de la Eucaristía, presencia real y permanente del Señor. Será signo de que el Costado abierto y misericordioso de Jesús es un manantial constante e inagotable de amor y de vida.

En la Eucaristía está el Señor, Dios y hombre verdadero, que nos llama, que pide y merece nuestra adoración y que la suscita por la acción del Espíritu Santo. La adoración eucarística no es puro sentimiento vacío, sino expresión viva y vivida de la fe en el ‘misterio de la fe'. Existe un lazo intrínseco entre la celebración de la Eucaristía y la adoración, nos ha recordado el Santo Padre, Benedicto XVI. De ahí la llamada, hecha canto: "Dios está aquí. Venid adoradores, adoremos al Señor". En efecto: La Eucaristía contiene de un modo estable y admirable al mismo Dios, al Autor de la gracia, de la vida y de la salvación. Permaneciendo ante el Señor en adoración, disfrutamos de su trato íntimo, nos dejamos empapar y modelar por su amor, le abrimos nuestro corazón por nosotros mismos y por todos los nuestros, le rogamos por nuestra Iglesia, por su unidad, vida y misión, y, en especial, por las vocaciones al sacerdocio, o le pedimos por la paz, la justicia y la salvación del mundo.

Este trato admirable con Dios aumenta la fe, esperanza y caridad del adorador, crea unidad, fortalece la fraternidad, dispone para celebrar con la devoción conveniente el Memorial del Señor y recibir frecuentemente el Pan de la Vida. La adoración de la Eucaristía configura el espíritu del adorador y hace de su vida una existencia eucarística, que estará marcada por el amor y entrega a Dios y a los hermanos, por el empeño de hacer buenas obras y de agradar a Dios, trabajando por impregnar al mundo del espíritu cristiano y ser testigo de Cristo en todo momento en medio de la sociedad humana.

Un poco del tiempo de cada uno de los adoradores hará posible ofrecer un gran servicio al hombre de hoy, a nuestra Iglesia y a nuestra sociedad. También el hombre de hoy, insatisfecho de lo temporal, sigue buscando poder saciar su sed de eternidad. Creyentes y no creyentes podrán encontrar un remanso donde descansar "el corazón humano que esta inquieto hasta que descanse en Ti", decía San Agustin.

"No adoréis a nadie, a nadie más que a Él". Sólo Dios merece toda adoración, toda gloria. El futuro de la humanidad está en la adoración, en reconocer que Dios es nuestro Dios y nos ha enviado su Hijo al mundo para dar la vida por nosotros, por nuestros pecados, y para que así que tengamos Vida, Vida eterna. En la Eucaristía esta todo el amor de Dios, porque aquí está presente Jesucristo, esperanza del mundo, esperanza de los hombres. Él es la Luz que ilumina a todas las gentes. Aquí tenemos todo, porque Dios está enteramente en medio de nosotros.

La adoración eucarística ha de ser cada día más vivida en nuestra Iglesia Diocesana. La Eucaristía es su centro, su fuente y su cima. La Eucaristía es lo que hace la Iglesia: Misterio de Comunión y Misión. Solamente una Iglesia que adore al Señor, que tenga verdaderamente adoradores, será una Iglesia con vida, capaz de ofrecer algo a este mundo, tan necesitado de Dios. Sin Él nada podemos. Sin Él no hay salvación. Sin Él no hay amor, ese amor que une a los hombres, y que trae y amasa la paz. Sin Dios no hay posibilidad de edificar una humanidad con cimientos sólidos. Sin Él, el hombre no encuentra su verdad. ¡Quiera Dios que la Adoración Eucarística Perpetua se extienda a otras parroquias o que, al menos, dediquemos espacios a la adoración al Santísimo; que crezca el número de los adoradores, también entre los jóvenes, que se hagan Visitas al Santísimo, que se ore en oración adoradora y reparadora.

Deseo que la Adoración Eucarística Perpetua sea un Oasis de paz y de vida, de amor y de oración. Recemos y pidamos al Señor, en especial, por estas intenciones:
* Por la santificación de los sacerdotes y por las vocaciones al sacerdocio, siempre y especialmente en este Año sacerdotal.
* Por nuestros adolescentes y jóvenes, para que descubran y acojan la llamada del Señor a su seguimiento en la Iglesia sea en el sacerdocio, la vida consagrada, la vida laical o el santo matrimonio.
* Por la justicia, la paz y la caridad en la verdad en todos los ámbitos de la sociedad y en el mundo.
* Por nuestra Iglesia Diocesana, para que entre todos crezca en la unidad y la fraternidad en Cristo y viva con mayor intensidad la misión.

¡Que la Virgen María, la Mujer Eucarística, nos ayude a perseverar en la adoración, y que como Ella también, siempre e incesantemente, vivamos en la acción de gracias!.

Con mi afecto y bendición,




+ Casimiro López Llorente
Obispo de Segorbe-Castellón


http://www.obsegorbecastellon.es/index.php?option=com_content&view=article&id=814:qel-senor-esta-aqui-y-nos-llamaq&catid=18:cartas&Itemid=38&lang=es
http://www.amigonianos.org/jubileo/descargas/CR%C3%93NICAS/HOJA_PARROQUIAL_-_DIOCESIS_DE_SEGORBE-_CASTELLON_-_NOVIEMBRE_2008.pdf

Rafael Arnáiz sube a los altares

El Papa Benedicto XVI proclamará hoy santo al beato Rafael Arnáiz Barón (Burgos, 1911-Dueñas, 1938), junto al gerundense Francisco Coll Guitart (1812-1875) y otros tres beatos de nacionalidades belga, polaca y francesa, en una solemne ceremonia que se celebrará en la plaza de San Pedro del Vaticano, y en la que participarán miles de fieles, muchos de ellos españoles. La representación palentina también será muy numerosa (en torno a 850 personas), en una jornada de octubre que resultará inolvidable para toda la comunidad religiosa del monasterio cisterciense de la Trapa.
Pero cuando el Papa Benedicto XVI confirme hoy la santidad del Hermano Rafael, tres monjes cistercienses de San Isidro de Dueñas se sentirán especialmente gozosos. Ellos son los únicos religiosos que conocieron y vivieron en la abadía cisterciense junto a este joven burgalés que no llegó más que a ser oblato de la comunidad, es decir la categoría inferior, porque su muerte a los 27 años frustró su vocación. No obstante, en estas casi tres décadas de vida vivió unas experiencias, fuera y dentro del monasterio, que reflejó en sus escritos, fundamentalmente cartas, cuyo contenido justifican la elevación a los altares que hoy se consumará en la plaza de San Pedro, en la Ciudad del Vaticano.
Rafael Arnáiz Barón nació en una familia burgalesa acomodada, con parientes próximos con título nobiliario. Con su familia se trasladó de niño a Oviedo, desde donde saltó a Madrid para estudiar Arquitectura. Tenía dotes para el dibujo y la pintura, como se evidencia en su obra pictórica, que se conserva en gran parte en el monasterio eldanense. Fueron unos tíos que residían en Ávila, los duques de Maqueda, los que le infundieron el amor por San Isidro de Dueñas, adonde llegó para tener un primer contacto en septiembre de 1930, dejando constancia de este encuentro con los monjes en su conocido texto 'Impresiones de la Trapa', escrito un año después. Pero no fue hasta el 15 de enero de 1934 cuando ingresó como novicio en el monasterio. Sin embargo, la enfermedad que padecía, la diabetes, le obligo a salir en dos ocasiones para que se curara en casa. Pero su fidelidad a la vocación cisterciense le llevaba a regresar al monasterio, hasta que el 26 de abril de 1938 falleció en la enfermería, en la celda que ahora tiene el número 2.
Enfermo de diabetes
¿Qué monasterio conoció Rafael Arnáiz? Un edificio algo distinto al actual. Los escenarios de su vida en San Isidro se mantienen básicamente, aunque remodelados por el paso del tiempo y las obras necesarias para adaptarse a las distintas necesidades de la comunidad religiosa. Los dos claustros de la Abadía continúan siendo testigos de las meditaciones de los monjes. El claustro de la Inmaculada, llamado así por la imagen de la Virgen que se levanta sobre un pilar en la zona central, es en la actualidad un jardín ordenado, cuando entonces estaba ocupado por unos elevados árboles, algunos abetos. Las dos alas del claustro que se conservan tienen los arcos descubiertos, aunque cuando vivió allí el joven Rafael estaban tapiadas, y el interior se destinaba al almacén de la chocolatería. Eran los tiempos en que el chocolate lo elaboraban los monjes intramuros, antes de que construyeran la actual fábrica, en 1964, que venderían cuatro años después.
El patio del segundo claustro, el procesional, es el que más ha cambiado su fisonomía. Cuando llegó el joven estudiante de Arquitectura al monasterio, allí se ubicaba el cementerio, con las cruces que recordaban a los religiosos fallecidos desde 1891, fecha en la que los monjes trapenses de Santa María del Desierto de Francia ocuparon la antigua abadía benedictina, abandonada desde la desamortización de Mendizábal, en 1835. Aquel camposanto que conoció Rafael ha sido removido y transformado en otro diferente, con un moderno diseño que lleva la firma del arquitecto Leopoldo Arnáiz, sobrino carnal del nuevo santo que desde su estudio en Madrid colabora con los religiosos en todas las reformas del monasterio. También lleva su firma la capilla del beato Rafael, anexa a la iglesia, donde se conservan sus restos y que se estrenó después de la beatificación, acto presidido por Juan Pablo II, que tuvo lugar el 27 de septiembre de 1992 en la misma plaza del Vaticano donde hoy será proclamado santo.
En el ala oeste del claustro procesional se conserva la hornacina donde reposaron los restos del santo cuando fueron exhumados del cementerio al iniciarse el proceso de beatificación. La exhumación se produjo el 18 de noviembre de 1965, cuatro años después de iniciarse el proceso. En este emplazamiento permaneció el cuerpo del hermano Rafael hasta el 13 de noviembre de 1972, fecha en la que fueron trasladados a la iglesia, a otra hornacina ubicada en la nave del Evangelio, junto a la puerta de acceso a la iglesia para los fieles. Desde allí pasaron en 1992 a la capilla. La hornacina del claustro está ocupada ahora por una talla que representa a la Piedad. La de la iglesia permanece vacía.
El refectorio
El refectorio del monasterio se mantiene en el mismo emplazamiento, aunque con aspecto diferente por las reformas. Dos de los espacios que mejor se conservan de la época del hermano Rafael son las escaleras, tanto la noble de piedra -la principal del edificio- como la de madera que daba acceso al noviciado, de una madera que chirría todavía con su uso.
El noviciado, en la planta superior del edificio, sí ha sufrido una gran transformación fruto de las necesidades que desde entonces han exigido las dependencias donde se han formado las últimas generaciones de monjes. En el antiguo noviciado había un pequeño oratorio, ahora inutilizado, desde el que el joven Rafael, junto con el resto de los novicios, escuchaba los actos litúrgicos de la Iglesia. Un balcón da acceso a la parte superior de la nave de la Epístola.
La iglesia también ha sufrido alguna transformación. La más importante es la desaparición en 1967, fruto de las conclusiones del Concilio Vaticano II, del coro de los hermanos, los religiosos que no son sacerdotes. Desde entonces, los monjes, hayan profesado o no, comparten el mismo coro.
A los pies de la nave de la Epístola se construyó la capilla donde reposan los restos del nuevo santo, según un diseño del arquitecto Leopoldo Arnáiz. El sepulcro se ve desde la iglesia para que los cistercienses puedan rezar al santo a la vez que los fieles, que acceden al recinto desde la explanada exterior del monasterio. Un óleo del pintor palentino Antonio Guzmán Capel preside la estancia interior, donde nunca faltan flores y velas. La imagen de Capel presidirá hoy la ceremonia de canonización



http://www.nortecastilla.es/20091011/palencia/rafael-arnaiz-sube-altares-20091011.html.
Santa María Madre de la Vida, Bendita en el fruto de tu vientre

En esta fiesta de la Virgen del Pilar, Jesús de las Heras, sacerdote y colaborador de la cadena COPE, hace un canto a la vida humana, en contra del aborto, recordando algunos momentos de la Encíclica "Evangelium Vitae" de Juan Pablo II.

¡Alegre la mañana, amigos y amigas de la Cope! En el alba del día de hoy, 12 de octubre, festividad de la Virgen del Pilar, fiesta nacional de España, quiero hacer mío y vuestro el final de la encíclica del Papa Juan Pablo “Evangelium vitae”, dedicada a la defensa incondicional que la Iglesia ha de hacer siempre de toda la vida humana y de la vida de todas las personas, incluidas por supuesto las ya engendradas, aunque todavía no hayan nacido. Y es que lo sabéis, amigos, España se encuentra ante el desafío de una nueva ley del aborto, que consagraría en derecho lo que no es sino la eliminación de un ser humano, además indefenso. Porque feto y embrión lo fuimos todos.http://www.cope.es/religion/12-10-09--santa-maria-madre-vida-bendita-fruto-tu-vientre-92509-1

Al contemplar la maternidad de María, la Iglesia descubre el sentido de su propia maternidad y el modo con que está llamada a manifestarla para que ser, como Ella, modelo de acogida y cuidado de la vida. María ayuda así a la Iglesia a tomar conciencia de que la vida está siempre en el centro de una gran lucha entre el bien y el mal, entre la luz y las tinieblas.

Leemos en el libro del Apocalipsis que el dragón quiere devorar al niño recién nacido. Este niño recién nacido es figura de Cristo, al que María engendra en la «plenitud de los tiempos» y que la Iglesia debe presentar continuamente a los hombres de las diversas épocas de la historia. Pero en cierto modo es también figura de cada hombre, de cada niño, especialmente de cada criatura débil y amenazada, porque —como recuerda el Concilio— «el Hijo de Dios, con su encarnación, se ha unido, en cierto modo, con todo hombre». Precisamente en la «carne» de cada hombre, Cristo continúa revelándose y entrando en comunión con nosotros, de modo que el rechazo de la vida del hombre, en sus diversas formas, es realmente rechazo de Cristo. Esta es la verdad fascinante, y al mismo tiempo exigente, que Cristo nos descubre y que su Iglesia continúa presentando incansablemente: «El que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe». « En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis »

Amigos, el aborto es un crimen, un crimen abominable. Así lo dicta la naturaleza humana, así lo dice la ley de Dios y así lo ha de decir también la ley de los hombres. Nunca podrá ser un derecho. Por ello, empleemos todos los medios legítimos -humanos y religiosos- para manifestar nuestra defensa de la vida y nuestra repulsa del aborto. Todos los medios: también y sin duda alguna apoyando y asistiendo el próximo sábado 17 a la manifestación convocada en Madrid a favor de la vida y en contra del aborto. “Lo que hicisteis, sí, a uno de estos mis hermanos pequeños, a mí me lo hicisteis”, nos dice el Señor, el Hijo de María. Buenos