domingo, 31 de agosto de 2008

fotos del sepulcro y de San Pascual

Don José Pascual Cabedo ha realizado un álbum de 15 fotografías sobre la Basílica de San Pascual, las 5 primeras fotos son de un fotógrafo anónimo y que publicó las fotos en la página web de Villarreal.
Las fotos realizadas por Don José Pascual Cabedo son del sepulcro donde reposan los restos del santo, su cuerpo permaneció incorrupto hasta la guerra civil,1936, fecha en la que fue quemado su cuerpo, y de él sólo conservamos el cráneo.
En una foto aparece la patrona de la ciudad La Mare de Deu de Gràcia, virgen muy venerada por los ciudadanos de Vila-real.

FOTOS DE LA BASÍLICA DE SAN PASCUAL DE VILA-REAL (CASTELLÓN)










FOTOS REALIZADAS POR DON PASCUAL CABEDO, FOTÓGRAFO DE LA SECCIÓN DE LA ADORACIÓN NOCTURNA DE VILLARREAL
SEPULCRO DE SAN PASCUAL, LUGAR DONDE ESTAN GUARDADOS LOS RESTOS DEL SANTO

domingo

Día litúrgico: Domingo XXII (A) del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mt 16,21-27): En aquel tiempo, empezó Jesús a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los senadores, sumos sacerdotes y letrados y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: «¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte». Jesús se volvió y dijo a Pedro: «Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar; tú piensas como los hombres, no como Dios».

Entonces dijo a los discípulos: «El que quiera venirse conmigo que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si malogra su vida? ¿O qué podrá dar para recobrarla? Porque el Hijo del Hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta»

Comentario: Rev. D. Joaquim Meseguer i García (Sant Quirze del Vallès-Barcelona, España)

«El que quiera venirse conmigo que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga»

Hoy, contemplamos a Pedro —figura emblemática y gran testimonio y maestro de la fe— también como hombre de carne y huesos, con virtudes y debilidades, como cada uno de nosotros. Hemos de agradecer a los evangelistas que nos hayan presentado la personalidad de los primeros seguidores de Jesús con realismo. Pedro, quien hace una excelente confesión de fe —como vemos en el Evangelio del Domingo XXI— y merece un gran elogio por parte de Jesús y la promesa de la autoridad máxima dentro de la Iglesia (cf. Mt 16,16-19), recibe también del Maestro una severa amonestación, porque en el camino de la fe todavía le queda mucho por aprender: «Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar; tú piensas como los hombres, no como Dios» (Mt 16,23).

Escuchar la amonestación de Jesús a Pedro es un buen motivo para hacer un examen de conciencia acerca de nuestro ser cristiano. ¿Somos de verdad fieles a la enseñanza de Jesucristo, hasta el punto de pensar realmente como Dios, o más bien nos amoldamos a la manera de pensar y a los criterios de este mundo? A lo largo de la historia, los hijos de la Iglesia hemos caído en la tentación de pensar según el mundo, de apoyarnos en las riquezas materiales, de buscar con afán el poder político o el prestigio social; y a veces nos mueven más los intereses mundanos que el espíritu del Evangelio. Ante estos hechos, se nos vuelve a plantear la pregunta: «¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si malogra su vida?» (Mt 16,26).

Después de haber puesto las cosas en claro, Jesús nos enseña qué quiere decir pensar como Dios: amar, con todo lo que esto comporta de renuncia por el bien del prójimo. Por esto, el seguimiento de Cristo pasa por la cruz. Es un seguimiento entrañable, porque «con la presencia de un amigo y capitán tan bueno como Cristo Jesús, que se ha puesto en la vanguardia de los sufrimientos, se puede sufrir todo: nos ayuda y anima; no falla nunca, es un verdadero amigo» (Santa Teresa de Ávila). Y…, cuando la cruz es signo del amor sincero, entonces se convierte en luminosa y en signo de salvación.

sábado, 30 de agosto de 2008

sabado

Día litúrgico: Sábado XXI del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mt 25,14-30): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Un hombre, al ausentarse, llamó a sus siervos y les encomendó su hacienda: a uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada cual según su capacidad; y se ausentó. Enseguida, el que había recibido cinco talentos se puso a negociar con ellos y ganó otros cinco. Igualmente el que había recibido dos ganó otros dos. En cambio, el que había recibido uno se fue, cavó un hoyo en tierra y escondió el dinero de su señor.

»Al cabo de mucho tiempo, vuelve el señor de aquellos siervos y ajusta cuentas con ellos. Llegándose el que había recibido cinco talentos, presentó otros cinco, diciendo: ‘Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes otros cinco que he ganado’. Su señor le dijo: ‘¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor’. Llegándose también el de los dos talentos dijo: ‘Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes otros dos que he ganado’. Su señor le dijo: ‘¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor’. Llegándose también el que había recibido un talento dijo: ‘Señor, sé que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste. Por eso me dio miedo, y fui y escondí en tierra tu talento. Mira, aquí tienes lo que es tuyo’. Mas su señor le respondió: ‘Siervo malo y perezoso, sabías que yo cosecho donde no sembré y recojo donde no esparcí; debías, pues, haber entregado mi dinero a los banqueros, y así, al volver yo, habría cobrado lo mío con los intereses. Quitadle, por tanto, su talento y dádselo al que tiene los diez talentos. Porque a todo el que tiene, se le dará y le sobrará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Y a ese siervo inútil, echadle a las tinieblas de fuera. Allí será el llanto y el rechinar de dientes’».

Comentario: Rev. D. Albert Sols i Lúcia (Barcelona-España)

«Un hombre, al ausentarse, llamó a sus siervos y les encomendó su hacienda»

Hoy contemplamos la parábola de los talentos. En Jesús apreciamos como un momento de cambio de estilo en su mensaje: el anuncio del Reino ya no se limita tanto a señalar su proximidad como a describir su contenido mediante narraciones: ¡es la hora de las parábolas!

Un gran hombre decide emprender un largo viaje, y confía todo el patrimonio a sus siervos. Pudo haberlo distribuido por partes iguales, pero no lo hizo así. Dio a cada uno según su capacidad (cinco, dos y un talentos). Con aquel dinero pudo cada criado capitalizar el inicio de un buen negocio. Los dos primeros se lanzaron a la administración de sus depósitos, pero el tercero —por miedo o por pereza— prefirió guardarlo eludiendo toda inversión: se encerró en la comodidad de su propia pobreza.

El señor regresó y... exigió la rendición de cuentas (cf. Mt 25,19). Premió la valentía de los dos primeros, que duplicaron el depósito confiado. El trato con el criado “prudente” fue muy distinto.

Dos mil años después, el mensaje de la parábola sigue teniendo una gran actualidad. Las modernas democracias caminan hacia una separación progresiva entre la Iglesia y los Estados. Ello no es malo, todo lo contrario. Sin embargo, esta mentalidad global y progresiva esconde un efecto secundario, peligroso para los cristianos: ser la imagen viva de aquel tercer criado a quien el amo (figura bíblica de Dios Padre) reprochó con gran severidad. Sin malicia, por pura comodidad o miedo, corremos el peligro de esconder y reducir nuestra fe cristiana al entorno privado de familia y amigos íntimos. El Evangelio no puede quedar en una lectura y estéril contemplación. Hemos de administrar con valentía y riesgo nuestra vocación cristiana en el propio ambiente social y profesional proclamando la figura de Cristo con las palabras y el testimonio.

Comenta san Agustín: «Quienes predicamos la palabra de Dios a los pueblos no estamos tan alejados de la condición humana y de la reflexión apoyada en la fe que no advirtamos nuestros peligros. Pero nos consuela el que, donde está nuestro peligro por causa del ministerio, allí tenemos la ayuda de vuestras oraciones».

jueves, 28 de agosto de 2008

viernes

Día litúrgico: 29 de Agosto: El martirio de san Juan Bautista

Texto del Evangelio (Mc 6,17-29): En aquel tiempo, Herodes había enviado a prender a Juan y le había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, la mujer de su hermano Filipo, con quien Herodes se había casado. Porque Juan decía a Herodes: «No te está permitido tener la mujer de tu hermano». Herodías le aborrecía y quería matarle, pero no podía, pues Herodes temía a Juan, sabiendo que era hombre justo y santo, y le protegía; y al oírle, quedaba muy perplejo, y le escuchaba con gusto.

Y llegó el día oportuno, cuando Herodes, en su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a los tribunos y a los principales de Galilea. Entró la hija de la misma Herodías, danzó, y gustó mucho a Herodes y a los comensales. El rey, entonces, dijo a la muchacha: «Pídeme lo que quieras y te lo daré». Y le juró: «Te daré lo que me pidas, hasta la mitad de mi reino». Salió la muchacha y preguntó a su madre: «¿Qué voy a pedir?». Y ella le dijo: «La cabeza de Juan el Bautista». Entrando al punto apresuradamente adonde estaba el rey, le pidió: «Quiero que ahora mismo me des, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista».El rey se llenó de tristeza, pero no quiso desairarla a causa del juramento y de los comensales. Y al instante mandó el rey a uno de su guardia, con orden de traerle la cabeza de Juan. Se fue y le decapitó en la cárcel y trajo su cabeza en una bandeja, y se la dio a la muchacha, y la muchacha se la dio a su madre. Al enterarse sus discípulos, vinieron a recoger el cadáver y le dieron sepultura.

Comentario: Fray Josep Mª Massana i Mola (Barcelona, España)

«Juan decía a Herodes: ‘No te está permitido tener la mujer de tu hermano’»

Hoy recordamos el martirio de san Juan Bautista, el Precursor del Mesías. Toda la vida del Bautista gira en torno a la Persona de Jesús, de manera que sin Él, la existencia y la tarea del Precursor del Mesías no tendría sentido.

Y, desde las entrañas de su madre, siente la proximidad del Salvador. El abrazo de María y de Isabel, dos futuras madres, abrió el diálogo de los dos niños: el Salvador santificaba a Juan, y éste saltaba de entusiasmo dentro del vientre de su madre.

En su misión de Precursor mantuvo este entusiasmo —que etimológicamente significa “estar lleno de Dios”—, le preparó los caminos, le allanó las rutas, le rebajó las cimas, lo anunció ya presente, y lo señaló con el dedo como el Mesías: «He ahí el Cordero de Dios» (Jn 1,36).

Al atardecer de su existencia, Juan, al predicar la libertad mesiánica a quienes estaban cautivos de sus vicios, es encarcelado: «Juan decía a Herodes: ‘No te está permitido tener la mujer de tu hermano’» (Mc 6,18). La muerte del Bautista es el testimonio martirial centrado en la persona de Jesús. Fue su Precursor en la vida, y también le precede ahora en la muerte cruel.

San Beda nos dice que «está encerrado, en la tiniebla de una mazmorra, aquel que había venido a dar testimonio de la Luz, y había merecido de la boca del mismo Cristo (…) ser denominado “antorcha ardiente y luminosa”. Fue bautizado con su propia sangre aquél a quien antes le fue concedido bautizar al Redentor del mundo”».

Ojalá que la fiesta del Martirio de san Juan Bautista nos entusiasme, en el sentido etimológico del término, y, así, llenos de Dios, también demos testimonio de nuestra fe en Jesús con valentía. Que nuestra vida cristiana también gire en torno a la Persona de Jesús, lo cual le dará su pleno sentido.

COMO SER UN VERDADERO ADORADOR















jueves

Día litúrgico: Jueves XXI del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mt 24,42-51): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, estaría en vela y no permitiría que le horadasen su casa. Por eso, también vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre. ¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, a quien el señor puso al frente de su servidumbre para darles la comida a su tiempo? Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así. Yo os aseguro que le pondrá al frente de toda su hacienda. Pero si el mal siervo aquel se dice en su corazón: ‘Mi señor tarda’, y se pone a golpear a sus compañeros y come y bebe con los borrachos, vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los hipócritas; allí será el llanto y el rechinar de dientes».

Comentario: +Rev. D. Albert Taulé i Viñas (Barcelona, España)

«Estad preparados»

Hoy, el texto evangélico nos habla de la incertidumbre del momento en que vendrá el Señor: «No sabéis qué día vendrá» (Mt 24,42). Si queremos que nos encuentre velando en el momento de su llegada, no nos podemos distraer ni dormirnos: hay que estar siempre preparados. Jesús pone muchos ejemplos de esta atención: el que vigila por si viene un ladrón, el siervo que quiere complacer a su amo... Quizá hoy nos hablaría de un portero de fútbol que no sabe cuándo ni de qué manera le vendrá la pelota...

Pero, quizá, antes debiéramos aclarar de qué venida se nos habla. ¿Se trata de la hora de la muerte?; ¿se trata del fin del mundo? Ciertamente, son venidas del Señor que Él ha dejado expresamente en la incertidumbre para provocar en nosotros una atención constante. Pero, haciendo un cálculo de probabilidades, quizá nadie de nuestra generación será testimonio de un cataclismo universal que ponga fin a la existencia de la vida humana en este planeta. Y, por lo que se refiere a la muerte, esto sólo será una vez y basta. Mientras esto no llegue, ¿no hay ninguna otra venida más cercana ante la cual nos convenga estar siempre preparados?

«¡Cómo pasan los años! Los meses se reducen a semanas, las semanas a días, los días a horas, y las horas a segundos...» (San Francisco de Sales). Cada día, cada hora, en cada instante, el Señor está cerca de nuestra vida. A través de inspiraciones internas, a través de las personas que nos rodean, de los hechos que se van sucediendo, el Señor llama a nuestra puerta y, como dice el Apocalipsis: «Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo» (Ap 3,20). Hoy, si comulgamos, esto volverá a pasar. Hoy, si escuchamos pacientemente los problemas que otro nos confía o damos generosamente nuestro dinero para socorrer una necesidad, esto volverá a pasar. Hoy, si en nuestra oración personal recibimos -repentinamente- una inspiración inesperada, esto volverá a pasar.

miércoles, 27 de agosto de 2008

MIÉRCOLES

Día litúrgico: Miércoles XXI del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mt 23,27-32): En aquel tiempo, Jesús dijo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, pues sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen bonitos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia! Así también vosotros, por fuera aparecéis justos ante los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, porque edificáis los sepulcros de los profetas y adornáis los monumentos de los justos, y decís: ‘Si nosotros hubiéramos vivido en el tiempo de nuestros padres, no habríamos tenido parte con ellos en la sangre de los profetas!’. Con lo cual atestiguáis contra vosotros mismos que sois hijos de los que mataron a los profetas. ¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!».

Comentario: +Rev. D. Lluís Roqué i Roqué (Manresa-Barcelona, España)

«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas!»

Hoy, como en los días anteriores y los que siguen, contemplamos a Jesús fuera de sí, condenando actitudes incompatibles con un vivir digno, no solamente cristiano, sino también humano: «Por fuera aparecéis justos ante los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad» (Mt 23,28). Viene a confirmar que la sinceridad, la honradez, la lealtad, la nobleza..., son virtudes queridas por Dios y, también, muy apreciadas por los humanos.

Para no caer, pues, en la hipocresía, tengo que ser muy sincero. Primero, con Dios, porque me quiere limpio de corazón y que deteste toda mentira por ser Él totalmente puro, la Verdad absoluta. Segundo, conmigo mismo, para no ser yo el primer engañado, exponiéndome a pecar contra el Espíritu Santo al no reconocer los propios pecados ni manifestarlos con claridad en el sacramento de la Penitencia, o por no confiar suficientemente en Dios, que nunca condena a quien hace de hijo pródigo ni pierde a nadie por el hecho de ser pecador, sino por no reconocerse como tal. En tercer lugar, con los otros, ya que también —como Jesús— a todos nos pone fuera de sí la mentira, el engaño, la falta de sinceridad, de honradez, de lealtad, de nobleza..., y, por esto mismo, hemos de aplicarnos el principio: «Lo que no quieras para ti, no lo quieras para nadie».

Estas tres actitudes —que podemos considerar de sentido común— las hemos de hacer nuestras para no caer en la hipocresía, y hacernos cargo de que necesitamos la gracia santificante, debido al pecado original ocasionado por el “padre de la mentira”: el demonio. Por esto, haremos caso de la exhortación de san Josemaría: «A la hora del examen ve prevenido contra el demonio mudo»; tendremos también presente a Orígenes, que dice: «Toda santidad fingida yace muerta porque no obra impulsada por Dios», y nos regiremos, siempre, por el principio elemental y simple propuesto por Jesús: «Sea vuestro lenguaje: ‘Sí, sí’; ‘no, no’» (Mt 5,37).

María no se pasa en palabras, pero su al bien, a la gracia, fue único y veraz; su no a mal, al pecado, fue rotundo y sincero.

martes, 26 de agosto de 2008

COMENTARIO DEL HERMANO ADORADOR JOSÉ CANALES, SECCIÓN DE SANTIAGO DE CHILE

Quiero dar las gracias desde aquí a los hermanos adoradores de Santiago de Chile que nos han brindado su amistad desde el momento en que fue creado este blog.

José Canales dijo...

Quiero dar Gracias a Jesús Sacramentado por la existencia de este medio para que muchos hermanos Adoradores se puedan comunicar y conocer un poco de la ADORACION NOCTURNA AL SANTISIMO SACRAMENTO, aliento a los HERMANOS a escribir y invitar a nuevos hermanos para dar testimonio de nuentro amor a Jesús Sacramentado.
José.

MARTES

Día litúrgico: Martes XXI del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mt 23,23-26): En aquel tiempo, Jesús dijo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del aneto y del comino, y descuidáis lo más importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fe! Esto es lo que había que practicar, aunque sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito y os tragáis el camello! ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que purificáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro están llenos de rapiña y codicia! ¡Fariseo ciego, purifica primero por dentro la copa, para que también por fuera quede pura!».

Comentario: Hno. Lluís Serra i Llansana, marista (Roma, Italia)

«Purifica primero por dentro la copa, para que también por fuera quede pura»

Hoy, Jesús toma una clara actitud de denuncia: «¡Ay de vosotros (...)! ¡Ay de vosotros (...)!» (Mt 23,23.25). Su objetivo son los maestros de la Ley y los fariseos, que representan a las clases poderosas porque ejercen sobre el pueblo un dominio espiritual y moral. ¿Cómo pueden orientar a la gente si son “guías ciegos”? Su ceguera reside en la incoherencia de observar escrupulosamente los pequeños detalles, que tienen su importancia, y dejar de lado las cosas fundamentales, como la justicia, el amor y la fidelidad. Tienen cuidado de su imagen, que no corresponde con su interior, lleno de «rapiña y codicia» (Mt 23,25). Curiosamente, Jesús emplea términos relativos a aspectos económicos.

El Evangelio de hoy constituye una invitación a que las personas y los grupos más relevantes de las comunidades cristianas, es decir, sus guías, hagan un examen de conciencia. ¿Respetamos los valores fundamentales? ¿Valoramos más las normas que a las personas? ¿Imponemos a los demás aquello que no somos capaces de cumplir nosotros mismos? ¿Hablamos desde la suficiencia de nuestras ideas o desde la humildad de nuestro corazón? Como decía Helder Cámara: «Quisiera ser un charco de agua para reflejar el cielo». ¿Ve la gente en sus pastores hombres de Dios, que distinguen lo accesorio de lo fundamental? La debilidad merece comprensión, la hipocresía provoca rechazo.

Al escuchar el Evangelio de hoy podemos caer en una trampa. Jesús dice a los maestros de la Ley y a los fariseos que son hipócritas. También los había sinceros. Nosotros podemos pensar que este texto se puede interpretar actualmente para los obispos y sacerdotes. Ciertamente, como guías de las comunidades cristianas, tienen que estar atentos para no caer en las actitudes que Jesús denuncia, pero hay que recordar que todo creyente —hombre y mujer— puede alojar en su interior un “fariseo ciego”. Jesús nos invita: «Purifica primero por dentro la copa, para que también por fuera quede pura» (Mt 23,26). La espiritualidad tiene las raíces en el interior del corazón.

lunes, 25 de agosto de 2008

EVANGELIO DIARIO

Día litúrgico: Lunes XXI del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mt 23,13-22): En aquel tiempo, Jesús dijo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el Reino de los Cielos! Vosotros ciertamente no entráis; y a los que están entrando no les dejáis entrar. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y, cuando llega a serlo, le hacéis hijo de condenación el doble que vosotros! ¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: ‘Si uno jura por el Santuario, eso no es nada; mas si jura por el oro del Santuario, queda obligado!’ ¡Insensatos y ciegos! ¿Qué es más importante, el oro, o el Santuario que hace sagrado el oro? Y también: ‘Si uno jura por el altar, eso no es nada; mas si jura por la ofrenda que está sobre él, queda obligado’. ¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda, o el altar que hace sagrada la ofrenda? Quien jura, pues, por el altar, jura por él y por todo lo que está sobre él. Quien jura por el Santuario, jura por él y por Aquel que lo habita. Y quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y por Aquel que está sentado en él».

Comentario: P. Raimondo Sorgia Mannai OP (San Domenico di Fiesole-Florència, Italia)

«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el Reino de los Cielos!»

Hoy, el Señor nos quiere iluminar sobre un concepto que en sí mismo es elemental, pero que pocos llegan a profundizar: guiar hacia un desastre no es guiar a la vida, sino a la muerte. Quien enseña a morir o a matar a los demás no es un maestro de vida, sino un “asesino”.

El Señor hoy está —diríamos— de malhumor, está justamente enfadado con los guías que extravían al prójimo y le quitan el gusto del vivir y, finalmente, la vida: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y, cuando llega a serlo, le hacéis hijo de condenación el doble que vosotros!» (Mt 23,15).

Hay gente que intenta de verdad entrar en el Reino de los cielos, y quitarle esta ilusión es una culpa verdaderamente grave. Se han apoderado de las llaves de entrada, pero para ellos representan un “juguete”, algo llamativo para tener colgado en el cinturón y nada más. Los fariseos persiguen a los individuos, y les “dan la caza” para llevarlos a su propia convicción religiosa; no a la de Dios, sino a la propia; con el fin de convertirlos no en hijos de Dios, sino del infierno. Su orgullo no eleva al cielo, no conduce a la vida, sino a la perdición. ¡Que error tan grave!

«Guías —les dice Jesús— ciegos, que coláis el mosquito y os tragáis el camello» (Mt 23,24). Todo está trocado, revuelto; el Señor repetidamente ha intentado destapar las orejas y desvelar los ojos a los fariseos, pero dice el profeta Zacarías: «Ellos no pusieron atención, volvieron obstinadamente las espaldas y se taparon las orejas para no oír» (Za 7,11). Entonces, en el momento del juicio, el juez emitirá una sentencia severa: «¡Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de iniquidad!» (Mt 7,23). No es suficiente saber más: hace falta saber la verdad y enseñarla con humilde fidelidad. Acordémonos del dicho de un auténtico maestro de sabiduría, santo Tomás de Aquino: «¡Mientras ensalzan su propia bravura, los soberbios envilecen la excelencia de la verdad!».

http://www.evangeli.net

domingo, 24 de agosto de 2008

evangelio del mes de agosto

Sabado, 23 de agosto, 2008
Misa votiva de la Santisima Virgen Maria
Primera Lectura:
Salmo Responsorial:
Evangelio:
Ezequiel 43:1-7
Salmo 85:9-14
Mateo 23:1-12
Domingo, 24 de agosto, 2008
Vigesimo primer Domingo del tiempo ordinario
Primera Lectura:
Salmo Responsorial:
Segunda Lectura:
Evangelio:
Isaias 22:19-23
Salmo 138:1-3, 6, 8
Romanos 11:33-36
Mateo 16:13-20
Lunes, 25 de agosto, 2008
San Luis de Francia, Rey, Patron de la Orden Tercera Franciscana (Memoria)
Primera Lectura:
Salmo Responsorial:
Evangelio:
Isaias 58:6-11
Salmo 112:1-9
Mateo 22:34-40
Martes, 26 de agosto, 2008
Vigesimo primer Domingo del tiempo ordinario
Primera Lectura:
Salmo Responsorial:
Evangelio:
II Tesalonicenses 2:1-3, 14-17
Salmo 96:10-13
Mateo 23:23-26
Miercoles, 27 de agosto, 2008
Santa Monica (Memoria)
Primera Lectura:
Salmo Responsorial:
Evangelio:
II Tesalonicenses 3:6-10, 16-18
Salmo 128:1-2, 4-5
Mateo 23:27-32
Jueves, 28 de agosto, 2008
San Agustin, obispo, doctor de la iglesia (Memoria)
Primera Lectura:
Salmo Responsorial:
Evangelio:
I Corintios 1:1-9
Salmo 145:2-7
Mateo 24:42-51
Viernes, 29 de agosto, 2008
Martirio de San Juan Bautista (Memoria)
Primera Lectura:
Salmo Responsorial:
Evangelio:
Jeremias 1:17-19
Salmo 71:1-6, 15-15, 17-17
Marcos 6:17-29
Sabado, 30 de agosto, 2008
Feria
Primera Lectura:
Salmo Responsorial:
Evangelio:
1 Corintios 1:26-31
Salmo 33:12-13, 18-21
Mateo 25:14-30
Domingo, 31 de agosto, 2008
Feria
Primera Lectura:
Salmo Responsorial:
Segunda Lectura:
Evangelio:
Jeremias 20:7-9
Salmo 63:2-6, 8-9
Romanos 12:1-2
Mateo 16:21-27

martes, 19 de agosto de 2008


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SOBRAN LAS PALABRAS ANTE UN HECHO TAN PRECIOSO



cuando la gente se rinde a los brazos de Morfeo, nosotros velamos ante el sagrario, en soledad, meditando, rezando y hablando con el Santísimo, disfrutando de un privilegio que puede estar al alcance de todos, pero que muchos ignoran, y es la cosa más vivificadora que un católico pueda vivir.
Se que hay muchos momentos gratos que pueblan nuestras vidas, pero el hecho de disfrutar de ese momento, de estar sólo, aunque estén a tu lado los hermanos adoradores, porque no escuchas ni ves nada más que el Santísimo, expuesto ante ti, le hablas, le rezas, le pides ayuda, y Él te calma, te reconforta, y el turno de vela se hace corto, muy corto, no te irías a casa, pero te alienta el pensar que quedan otras vigilias a las que asistirás, y de nuevo estarás ante Él.


viernes, 8 de agosto de 2008

PATRONO DE VILLARREAL

Los habitantes de la ciudad de Villarreal de los Infantes, Diócesis de Tortosa, en España, aman con especial afecto de piedad a San Pascual Baylón, celestial Patrón de los Congresos y asociaciones de la Santísima Eucaristía, cuyo precioso cuerpo se guarda y se venera religiosamente en dicha ciudad, y celebran todos los años su fiesta con gran solemnidad y concurrencia del pueblo, principalmente por los muchos beneficios de él recibidos hasta en las calamidades públicas. De ahí que el clero y los fieles de la misma ciudad eligieron a San Pascual Baylón Principal Patrón para con Dios, según la norma del decreto S.R.C. número 526 de Patronis in posterum eligendis del día 23 de Marzo de 1630; y suplicaron con humildes votos a nuestro Santísimo Señor el Papa Benedicto XV la confirmación de esta misma elección

PATRONO DE LOS CONGRESOS Y ASOCIACIONES EUCARÍSTICAS

PATRONO DE LOS CONGRESOS Y ASOCIACIONES EUCARÍSTICAS

Carta Apostólica
León XIII
El Dios providentísimo, al organizar el mundo con mano fuerte y suave a la vez, atendió a su Iglesia con una solicitud especialísima, de tal suerte, que en los momentos que parecen más críticos, saca para ella, de la dureza misma de los tiempos, consuelos inesperados. Este hecho, tantas veces comprobado, puede serlo más que nunca en las circunstancias por que atraviesan actualmente la religión y la sociedad. Cuando, en efecto, los enemigos del orden común, mostrándose cada día más audaces, se esfuerzan, por medio de diarios y vigorosísimos ataques, en matar la fe cristiana y en transformar la sociedad entera, la bondad divina se complace en oponer a estas revueltas oleadas el muro de manifestaciones de piedad verdaderamente admirables.
Pruébanlo claramente el vuelo cobrado por la devoción al sagrado Corazón de Jesús; el ardor con que en todo el universo se trabaja para promover el culto de María; los honores de que es objeto el ilustre Esposo de la Madre de Dios; las reuniones de diversos géneros que organizan los católicos, con el objeto de defender su fe contra todo y todos, y finalmente las muchas asociaciones que se fundan o a que se da un nuevo impulso, y que tienden a la gloria de Dios y el aumento de la caridad mutua de los cristianos.
Todas estas manifestaciones dan a Nuestro Corazón un dulcísimo júbilo, pero pensamos que la gracia soberana que Nos ha concedido dios consiste en los progresos que la devoción al Sacramento de la Eucaristía ha hecho en los pueblos fieles, a raíz de los célebres Congresos que, a este fin, se ha celebrado en estos últimos tiempos. Según tenemos ya declarado para animar a los católicos a profesar valientemente su fe y a practicar las virtudes cristianas, ningún medio es más eficaz que en el que consiste en alimentar y aumentar la piedad del pueblo hacia aquella admirable prenda de amor, lazo de la paz y de la unidad.
Como el asunto es importantísmo y Nos es, además particularmente grato, después de haber elogiado con frecuencia a los Congresos y asociaciones eucarísticas, llevados de la esperanza de verles dar frutos más abundantes todavía, juzgamos hoy útil asignarles un Patrón celestial, escogido entre los Santos que estuvieron encendidos de un amor más ardiente hacia el Santísimo Sacramento de la Eucaristía.
Ahora bien: entre aquellos cuya piedad para con este sublime Ministerio de la fe se manifestó, al parecer, con más vivo fervor, Pascual Baylón ocupa el primer lugar.Dotado por naturaleza de muy delicada afición a las cosas celestiales, después de haber pasado santamente la juventud en la guarda de su rebaño, abrazó una vida más severa en la Orden de Frailes Menores de la estricta observancia, y mereció por sus meditaciones el convite Eucarístico, adquirir la ciencia relativa a él; hasta el punto de que aquel hombre, desprovisto de nociones y aptitudes literarias, resultó capaz de responder a preguntas sobre las más difíciles materias de fe, y hasta escribir libros piadosos. Pública y abiertamente profesó la verdad de la eucaristía entre los herejes, y por ello, tuvo que pasar por graves pruebas. Émulo del mártir Tarciso, fue varias veces amenazado de muerte, o sea la herencia que dejó este último. En fin, el afectuoso fervor de su piedad pareció prolongarse hasta más allá de su vida mortal. Dícese al efecto que durante sus funerales, Pascual Baylón, tendido en una parihuela, abrió los ojos en cada una de las dos elevaciones.
Creemos pues, que las asociaciones católicas de que hablamos, no pueden ser confiadas a mejor patronazgo. de ahí a que, así como Nos recomendamos muy naturalmente la juventud estudiosa a Santo Tomás de Aquino, las asociaciones caritativas a San Vicente de Paúl, los enfermos y los que se emplean en asistirlos a San Camilo de Lelis y a San Juan de Dios, así también esperando que Nuestra deicisón redundará en favor de los intereses y del bien de la cristiandad, declaramos y constituímos de Nuestra autoridad suprema y por virtud de la presente Carta, a San Pascual Baylon, patrono especial de los Congresos Eucarísticos y de todas las asociaciones que tienen por objeto la divina Eucaristía: así de aquellas que hayn sido constituídas hasta el día, como de las que lo fuesen a partir de este momento.
Lleno de confianza, hacemos votos por los ejemplos y el patronazgo de este Santo den por fruto el aumento de aquellos que, en el pueblo cristiano, dirigen cada día su celo, sus intenciones y su amor a Cristo Salvador, principio el más alto y el más augusto de toda salvación.
la presente Carta conservará su validez en lo sucesivo, a pesar de cuanto pudiera ser hecho en contrario, por quien quiera que sea.
Queremos que las copias, aunque sean impresas, de esta Carta, con tal que estén firmadas de mano de Nuestro Notario y provistas de Nuestro sello por un personaje constituído en dignidad eclesiástica, hagan la misma fe que haría la presente Carta.
Dado en Roma, junto a San Pedro bajo el anillo del Pescador, el 28 de noviembre de 1897, en el XXº año de Nuestro Pontificado.
A. Card. Macchi
texto publicado en la separata de la Adoración Nocturna de Villarreal en su Primer Centenario, 12 de abril de 1986

martes, 5 de agosto de 2008